María Mancuello – Fundación Luz SGB CIDP Argentina

¿Quien sos, cuál es tu vínculo con la discapacidad y por qué estás acá hoy?
María Mancuello (Fundación Luz SGB CIDP Argentina):
Soy María Mancuello, referente de la Fundación Luz SGB CIDP Argentina. Hoy nos movilizamos para decirle no al veto de la Ley de Emergencia en Discapacidad y defender los derechos de miles de personas que viven situaciones de enorme vulnerabilidad y necesitan del Estado, no para que las castigue, sino para que las acompañe.
Ustedes iban a marchar a Córdoba capital. ¿Por qué decidieron no hacerlo?
Sí, en principio teníamos previsto movilizarnos a Córdoba capital junto al resto del colectivo que defiende la inclusión. Pero a último momento decidimos quedarnos en Villa Carlos Paz y convocar a todas las personas que, por distintos motivos, no podían trasladarse: por cuestiones económicas, porque están al cuidado de familiares con discapacidad o porque simplemente necesitaban estar cerca de su domicilio.
Eso no significa menos compromiso. Al contrario. Queremos que nadie quede afuera de esta lucha. Por eso, desde nuestra Fundación decidimos convocarnos el martes 5 de agosto a las 16:00 horas en la Plaza del Avión, para abrazarnos entre quienes estamos acá, y también con todas las plazas del país que defienden la misma causa.
¿Qué piensa usted sobre el argumento del Gobierno de que muchas personas tienen beneficios que no les corresponden?
Me parece bien que se investigue a quienes no cumplen con los requisitos. Si hay personas que han accedido a una pensión no contributiva o a un CUD sin corresponderles, eso es corrupción, y debe corregirse.
Pero no se puede meter a todos en la misma bolsa.
No se puede hacer pasar por “fraude” a alguien que tramitó su discapacidad como corresponde, que hizo todos los pasos legales, que cumplió con los requisitos y que hoy necesita esa ayuda para vivir con dignidad.
No se puede castigar a los buenos por los malos. Esa no es la forma.
Y si el Estado necesita auditar, está en todo su derecho. Pero esa auditoría no puede empezar cortando los beneficios indiscriminadamente. Debe ser una auditoría seria, personal, con presencia en territorio, que vaya caso por caso. No una excusa para ajustar a los más vulnerables.
¿Cuál es el mensaje principal que quieren transmitir hoy?
Queremos que el Gobierno vea. Vea a quienes muchas veces son invisibles para el sistema.
Estamos hablando de personas que viven con una discapacidad, que nacieron con ella o la adquirieron. Personas que necesitan apoyo, cuidados, acompañamiento. Y sus familias también.
La ley no debe tocarse para excluir. Al contrario: debe fortalecerse para incluir mejor.
Tiene que contemplar que no todas las discapacidades son iguales, ni todas las situaciones socioeconómicas. No puede haber una única respuesta para todo el universo de la discapacidad.
Cada persona es un caso particular, y como tal debe ser estudiado, protegido y acompañado.
¿Qué datos respaldan esta preocupación?
En Argentina hay más de 1.900.000 personas con Certificado Único de Discapacidad, pero se estima que muchas más tienen discapacidad y no están registradas.
Solo 1 de cada 3 personas con discapacidad accede al empleo formal.
En lo que va de 2025, se dieron de baja más de 80.000 pensiones, sin que las personas tengan certezas, con demoras, falta de respuestas, e incluso con situaciones de total abandono.
Y lo más grave: se justifica todo eso con el argumento de que “no hay plata”, cuando el presupuesto en discapacidad no llega ni al 1 % del total nacional.
Eso no pone en riesgo el equilibrio fiscal. Lo que pone en riesgo el equilibrio social es recortar donde más duele, donde más se necesita.
¿Qué proponen desde su organización para avanzar más allá de esta ley?
Queremos:
Que los aranceles se actualicen en tiempo real, porque los prestadores no pueden sostenerse cobrando tarde y mal.
Que las pensiones se mantengan y se ajusten según la situación individual.
Que haya controles, sí, pero sin que eso implique parálisis ni castigo preventivo.
Que se promueva la inclusión laboral, educativa, cultural.
Que se respete el lenguaje, la dignidad y la historia de cada persona.

Un mensaje final, María.
Si esto nos pasara en nuestra casa, con alguien a quien amamos, pediríamos lo mismo: respeto, comprensión, acompañamiento.
No se pueden vetar los derechos. No se puede dejar afuera a quienes más necesitan.
Por eso hoy decimos con fuerza: ¡No al veto! ¡Sí a la emergencia! ¡Sí a una sociedad que se construya desde el valor humano, la justicia y el amor!