Un edificio cultural arruinado por la desidia

Columna de Opinión por Daniel Ribetti
La reciente licitación de la sala de convenciones en Villa Carlos Paz no es un logro, sino la prueba de un fracaso. Durante más de doce años, el gobierno de Esteban Avilés dejó caer un espacio social y cultural clave, mientras en los presupuestos se incluían fondos que jamás se ejecutaron. Hoy, con el edificio destruido y convertido en depósito, pretenden lavarse la cara con una licitación millonaria.

Los números oficiales son claros: la ejecución presupuestaria promedio apenas alcanzó el 17%. En 2021 se cargaron 2.500 bolsones de comida en la sala, quedando allí durante meses. Los docentes y músicos denunciaron reiteradas veces que el lugar no servía para ensayar, dar clases ni cuidar instrumentos. Sin embargo, nada cambió.






La llamada refuncionalización de la sala de convenciones en Villa Carlos Paz se presenta como una inversión en infraestructura estratégica. Pero en realidad es un intento de tapar una década de abandono. La orquesta municipal, que alguna vez reunió 60 músicos locales, hoy sobrevive con apenas un puñado de intérpretes. Y mientras los pasillos se llueven, el gobierno anuncia proyectos con entusiasmo vacío.
La cultura no fue prioridad. Fue marginada. Fue usada como pantalla mientras se presupuestaban obras que nunca se hicieron. Por ello en 2023 había presentado un proyecto para declarar la emergencia en el lugar y atenderlo adecuadamente.
La comunidad merece un espacio digno para sus escuelas, instituciones y artistas. No un galpón lleno de ratas y abandono. Si la sala se refuncionaliza, que quede claro: deberían pagarla de su propio bolsillo los responsables de esta desidia.


El colmo del mal uso llegó cuando convirtieron la sala en un depósito municipal.
“Por el abandono de la sala de convenciones en Villa Carlos Paz, muchos eventos sociales debieron mudarse a espacios privados como el teatro Acuario, donde se cobraba entrada.” Esto que se pretende mostrar como un logro, no es más que una licitación de la vergüenza.